Huasteca Veracruzana
Su gastronomía criolla nos invita a degustar manjares que los lugareños preparan con su principal riqueza culinaria: los mariscos, agregando condimentos que los conquistadores les heredaron hace miles de años, creando así platillos con sabores y formas de su cultura Huasteca meridional, cultura que también se refleja en sus enigmáticos centros ceremoniales y arqueológicos.
La música que da la bienvenida al visitante, con violín, tambora, guitarra y arpa, tiene gran significado para los pobladores del lugar, dado que ellos mismos fabrican sus instrumentos.
Del nombre
De acuerdo con Brinton, náhuatl significa "el que habla con autoridad o conocimiento", que es superior, competente, astuto. El sentido real del término nahuatlaca (náhuatl y tlácatl) es "la gente superior, la gente que manda".
Los actuales nahuas se llaman a sí mismos macehuale y traducen este término como campesino, que podría provenir de la antigua división clasista de la sociedad nahua entre pillis (la élite) y macehuales (el pueblo, los campesinos), pues se supone que la mayoría pertenece a la clase campesina.
La palabra náhuatl puede derivarse de la tradición tolteca y referirse a una nación dominante, organizada en cuatro grandes regiones geopolíticas. Los toltecas hablaban lengua náhuatl, la cual fue adoptada posteriormente por otros grupos. Durante la hegemonía mexica, el náhuatl fue la lengua oficial en Mesoamérica, por cuanto la aplicación a los aztecas del término nahuatlaca significaba la gente que manda. Actualmente no existen los nahuas, en tanto nación que manda, sino macehualmej: los campesinos.
Localización
La Huasteca veracruzana, el territorio delimitado al este por el golfo de México, al sur por la región totonaca, al norte por el estado de Tamaulipas y al oeste por la Sierra Madre Oriental, es una región de notable desarrollo económico basado en el petróleo, la pesca, la agricultura y la ganadería, favorecidas estas dos últimas por el clima tropical que la caracteriza.
Integrada por diferentes grupos étnicos (nahuas, totonacas, huastecos, otomíes y tepehuas) que a lo largo de la historia se mezclaron con los españoles, la sociedad huasteca goza de una identidad cultural emergente en su música, comida y su vida cotidiana, rica en colorido y tan ligera como el “son huasteco” la música popular de la región.
El territorio huasteco exhibe una notable diversidad de paisajes y contrastes, entre tierras bajas y cenagosas del litoral y las alturas de las sierras que alcanzan los 2,200 metros de altura, lo que hace un sitio en donde todas las preferencias turísticas encuentran satisfacción.
El estado de Veracruz se localiza al oeste y sureste de la República Mexicana, entre los paralelos 17°7’ y 22°28’ de latitud norte y entre los meridianos 0°29’ y 5°32' de longitud oeste, en la denominada zona intertropical.
Los nahuas de Veracruz se localizan en 14 municipios de la región norte Huasteca; 20 de la región centro Orizaba-Córdoba y en cinco municipios de la región sur Istmo-Coatzacoalcos. Los municipios con mayor número de hablantes de náhuatl son: Chicontepec, Ixhuatlán de Madero, y Benito Juárez en la región huasteca, además de Tehuipango, Soledad Atzompa, Zongolica y Mecayapan.
La Huasteca, una de las 7 regiones naturales de Veracruz, está dividida políticamente por 34 municipios y colinda con los estados de Tamaulipas, San Luis Potosí, Hidalgo y Puebla. Sus principales actividades están basadas en la pesca, la ganadería y las industrias derivadas del campo, producción de petróleo, gas natural y energía eléctrica.
Por tierra, por mar o por aire podemos arribar a esta región y disfrutar de sus principales ciudades como Tuxpan, Pánuco, Tamiahua, Teayo, Temapache, Chicontepec, Temporal, Tantoyuca o Cerro Azul.
Cuando se llega a Tuxpan, que está ubicada a 306 kilómetros del puerto de Veracruz, se puede elegir primero conocer un poco de su historia. En el centro de la ciudad está el Museo Arqueológico, el cual cuenta con más de 250 piezas prehispánicas. Otro de sus episodios importantes lo encontramos en el museo de la amistad México-Cuba, ubicado en Santiago de la Peña, ya que en este puerto de Tuxpan fue de donde partió la histórica expedición de cubanos dirigida por Fidel Castro a bordo del Granma, para iniciar la Revolución Cubana.
Por tierra, por mar o por aire podemos arribar a esta región y disfrutar de sus principales ciudades como Tuxpan, Pánuco, Tamiahua, Teayo, Temapache, Chicontepec, Temporal, Tantoyuca o Cerro Azul.
Cuando se llega a Tuxpan, que está ubicada a 306 kilómetros del puerto de Veracruz, se puede elegir primero conocer un poco de su historia. En el centro de la ciudad está el Museo Arqueológico, el cual cuenta con más de 250 piezas prehispánicas. Otro de sus episodios importantes lo encontramos en el museo de la amistad México-Cuba, ubicado en Santiago de la Peña, ya que en este puerto de Tuxpan fue de donde partió la histórica expedición de cubanos dirigida por Fidel Castro a bordo del Granma, para iniciar la Revolución Cubana.
Principales Ciudades.
TUXPAN
A 335 kilómetros de Xalapa y 306 del Puerto de Veracruz , la ciudad portuaria de Tuxpan es un sitio inolvidable por su belleza natural y su vida apacible .Ubicada sobre la margen izquierda del rió Tuxpan, a 11 kilómetros de su desembocadura en el Golfo de México, la ciudad se caracteriza por sus playas de arena fina, bañadas por el suave oleaje del río, en donde la tranquilidad del ambiente invita al descanso frente a un paisaje bucólico.
La ciudad de donde partió la histórica expedición de cubanos dirigida por Fidel Castro a bordo del Granma, que concluyo en la Revolución Cubana, recuerda el evento histórico en el Museo Histórico de la amistad México-Cuba, ubicado en Santiago de la Peña. También puede visitarse el Museo Arqueológico en el centro de la ciudad, el cual cuenta con más de 205 piezas arqueológicas, testimonios de la antigua cultura huasteca.
Varias festividades como el carnaval de la Primavera, la Fiesta del Niño Perdido o la Regata del Tajín, en el verano ilustran el espíritu de la ciudad y son una buena oportunidad para tomar contacto con la comida local, huatapes y enchipotlados, así como el tradicional zacahuil, tamal cocinado al barro con diferentes tipos de carne.
TAMIAHUA
El municipio de Tamiahua, a 41 kilómetros de Tuxpan, esta ubicado frente a la laguna del mismo nombre, el sitio ideal para el descanso y la pesca a la vista de un paisaje que invita al descanso. Las técnicas de pesca empleando “estacadas” o “charangas” reflejan los conocimientos heredados secularmente por los pobladores. La pesca del camarón y la cría de ostiones son actividades favorecidas por la particular condición ecológica de la laguna: aguas de poca profundidad y pantanosas.
El sitio ofrece una excelente gastronomía basada en los productos de la pesca de la zona, preparados en platillos a la manera local. Los paseos en bote o lancha por la laguna y las excursiones marinas, como el paseo a Barra Corazones, son las características actividades ofrecidas al visitante.
CHICONTEPEC
A 130 kilómetros de Tuxpan, ubicado en la Sierra de Huayacotla, colindante con el estado de Hidalgo, el sitio es conocido también como el “Balcón de la Huasteca”. Próximo a Postecticla, un cerro de origen basaltito de color azulado al que los indígenas confieren un valor mítico y religioso, Chicontepec posee las cualidades de un poblado dedicado a la producción de artesanías.
Los bordados finos, tabaco de hoja, café o carne seca por metro, son los productos típicos locales, ofrecidos en el mercado, preferentemente los domingos, cuando el pueblo se convierte en un agitado centro de intercambio comercial.
PÁNUCO
A 50 kilómetros de Tampico, Tamaulipas, Panuco (de la voz náhuatl pano-co “paso del río” o puente) fue asentamiento prehispánico donde, según la leyenda, los toltecas cruzaron el río para llegar al altiplano. A orillas del río del mismo nombre, la ciudad que fuera conquistada por Hernán Cortes en 1522, fue la base del comercio de la región huasteca. Actualmente las actividades principales son la agricultura, la ganadería y la pesca.
La Casa de la Cultura exhibe numerosas piezas arqueológicas rescatadas en la zona, que datan de miles de años de antigüedad y una colección de fotografías que ilustran el desarrollo de la ciudad a lo largo del siglo XX. Los paseos por el Malecón Agustín Lara (llamado así en honor al compositor mexicano), el son de los tríos huapangueros, la hospitalidad de los lugareños complementan el paseo por una de las ciudades más antiguas de México.
TEAYO
A 68 kilómetros del puerto de Tuxpan, Castillo de Teayo es un sitio reconocido por su importancia arqueológica. Llamado originalmente Tzapotitlán, el sitio fue abandonado durante la época de la colonia y repoblado durante el siglo XIX, en torno a la pirámide.
Esta ubicada en la plaza del pueblo, fue un monumento de uso religioso. Empleado aparentemente por varias culturas indígenas, entre ellas las dos mexicas y huastecos, la pirámide representa un valioso monumento arqueológico que simboliza el grado de desarrollo alcanzado por los pueblos que habitaron el lugar antes de la llegada de los españoles.
Historia
En la época prehispánica el territorio huasteco estaba poblado por diversos grupos: huastecos, tepehuas, otomíes y totonacos, ubicados en el sur y suroeste; mientras que en el norte y noroeste se hallaban los nahuas , entreverados con guachichiles, pames y diversos grupos chichimecas. La región era conocida con el nombre de Xiuhcoac, que significa "serpiente de turquesas".
Los nahuas han sido identificados con los aztecas o mexicas, que constituían la sociedad dominante en Mesoamérica a la llegada de los españoles; su lengua, reconocida como la lengua oficial en Mesoamérica, era el náhuatl. La población nahua llega en oleadas migratorias, a raíz de la caída de Tula, a poblar el norte de Veracruz y el oriente de San Luis Potosí y, posteriormente, se consolida en el centro y sur de la Huasteca, a partir de la conquista mexica en el siglo XV.
En el centro y sur de la Huasteca, grupos importantes de huastecos fueron nahuatizados por esta invasión. Desde entonces hasta la fecha, el idioma náhuatl ha sido hablado en la Huasteca prácticamente en las mismas zonas. En la parte baja del Pánuco, los nahuas emigrantes establecieron alianzas con los huastecos para defenderse de los ejércitos de los mexicas. Los nahuas aztecas invadieron el territorio de los huastecos, ocupando casi todo el sur de la región, desde Tuxpan, Temapache y Tampatel hasta Aquismón (San Luis Potosí), con el propósito de rodear al señorío independiente de Meztitlán, al que no habían podido derrotar, para someterlo al gobierno de la Triple Alianza.
La dominación mexica duró hasta la llegada de los conquistadores españoles en las primeras décadas del siglo XVI. El sometimiento de la Huasteca a la corona española estuvo a cargo de Hernán Cortés y de Nuño de Guzmán. Por su ubicación geográfica, como salida al mar, los grupos de la Huasteca fueron muy afectados en la primera década de la conquista. En los años posteriores a la invasión española la población sufrió un drástico descenso, debido al tráfico de indios esclavizados hacia las Antillas y el Caribe, desde 1524; y a las epidemias (1532) y rebeliones indígenas.
La administración colonial reorganizó las bases sociales prehispánicas. Para ello instrumentó un proceso de fragmentación de los pueblos, con la incorporación de nuevas instituciones, como el sistema de encomiendas y tributos; reestructuró el territorio con la creación de las congregaciones, que le permitieron reubicar a los indios en poblaciones, y la expropiación y despojo de sus tierras para la introducción de la ganadería y nuevos cultivos, como la caña de azúcar, los cítricos y el plátano, además de la agricultura tradicional de maíz, chile (ají), frijol, calabaza y algodón.
En relación con la religión, los cultos prehispánicos conservaron su vigencia, utilizando la gran mayoría sus nombres en náhuatl, a pesar de los procesos de evangelización emprendidos por los españoles. En los siglos XVII y XVIII se reestructuraron los cabildos indígenas, asignándoles un mayor rango de funciones y de autoridad para el gobierno interno de sus comunidades: recolección de tributos, pago a la Iglesia de las cargas impuestas, y responsabilidad de las tierras, de los bienes de las comunidades y de la representación en los pleitos agrarios. Aunque los indígenas elegían a los cabildos, la presencia de encomenderos y religiosos era constante, procurando favorecer sus intereses.
En el siglo XIX la Huasteca se caracterizó por la proliferación de las haciendas, por lo que se generalizó la ganadería y el cultivo del maíz basados en la explotación de la mano de obra indígena. Se dio también un crecimiento importante de la población, convirtiéndose los indígenas en el grupo mayoritario de la zona. La población nahua durante el período del virreinato y del siglo XIX estuvo asentada en Hauyacocotla, Huejutla, Yahualica, Tepetzintla, Chicontepec, Ixhuatlán, Ilamatlán, Chiconalmel y Platón Sánchez. En Huayacocotla, Zontecomatlán e Ixhuatlán convivían con otomíes y tepehuas; en Tancoco, con teenek.
A fines de la centuria pasada se inició la construcción de las vías del ferrocarril para comunicar a la región con el exterior, lo cual se tradujo en diversos cambios. A principios del siglo XX se inició la explotación del petróleo en México, estableciéndose la Mexican Petroleum Company en la zona de la Huasteca, por la existencia de subsuelos petrolíferos, considerándose a la Huasteca con un alto valor para las compañías petroleras extranjeras.
Los indígenas participaron en la guerra de independencia, como protesta ante los agravios y despojos de tierras por parte de los españoles. Consumada la independencia, se enfrentaron a nuevas leyes agrarias desfavorables para las comunidades y a la expedición de las leyes de desamortización de bienes corporativos. La defensa de sus tierras implicó numerosas rebeliones, generalizándose las luchas campesinas durante los últimos 20 años del siglo pasado y en la primera década del XX.
Durante la Revolución Mexicana, fueron principalmente los hacendados descontentos con el Porfiriato los que se confrontaron en la región, fortaleciéndose los cacicazgos. En los años veinte los campesinos se rebelaron en muchos puntos de la zona, logrando la recuperación de algunas tierras. Desde 1930 se formalizó parte del reparto agrario.
Entre 1970 y 1980 hubo un resurgimiento de la lucha agraria que sacudió a la Huasteca de manera especialmente virulenta, con lo que se logró que más de la mitad de las tierras fueran propiedad de los pueblos indios. De hecho, la recuperación de las tierras ha sido uno de los motores de la dinámica social y política regional en todos los períodos históricos.
En los últimos años, la Huasteca se ha singularizado por un proceso de desarrollo basado en la especialización productiva, con la ganadería de engorde de bovinos, las plantaciones tropicales de caña de azúcar y cítricos, el cultivo del cafeto y maíz, una incipiente industria de transformación y una dinámica actividad comercial.
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