Considerado por algunos territorio de frontera con el norte del país, Querétaro reúne características que lo hermanan con sus vecinos del Bajío, y si eso ocurre con la geografía, lo mismo sucede con las tradiciones y en especial con la comida.
También es cierto que los queretanos han sabido conservar sus costumbres y que en ciertos lugares es posible probar algunos antojitos que la vida moderna ha ido desplazando del menú cotidiano.
Si bien las especialidades queretanas son comunes a las de otros estados del Bajío, las de aquí tienen el particular sello de la región. Por eso quienes conocen el exquisito gusto de los queretanos suelen buscar las enchiladas verdes o rojas, los chilaquiles y, desde luego, el pollo del hortelano, los dulces de leche de Bernal, los garbanzos en amarillo de Tolimán, ricos con azafrán y un poquito de canela.
Para los desayunos no pueden faltar el revoltillo, los tamales, las gordas con piloncillo, el chocolate y la leche con camote en dulce, típico de Cadereyta.
A todo esto habría que agregar que la mesa queretana, resultado de un largo proceso, cuenta también con un amplio menú de platillos más elaborados y que la presencia de migrantes en el siglo xx trajo como consecuencia la versatilidad y la aparición de nuevas recetas que hacen del menú queretano una muestra representativa de la comida mexicana. Como prueba de ello presentamos en esta edición un conjunto de recetas que seguramente llamarán su atención y que le invitarán a preparar algunas de ellas.
Platillos típicos:
Gorditas de migajas: rellenas de carne de cerdo frita.
Gorditas de maíz quebrado y queso enchilado.
Enchiladas y sopa queretana.
Pacholas: bisteces finos de carne molida y chiles.
Guajolotes de carnitas, jamon salchicha etc.
No muchas personas saben que, en el estado de Querétaro, se ha venido cultivando, desde hace siglos, una rica tradición gastronómica, heredada de las culturas chichimeca y hñähñu y otras más. Además, la colonización española, terminó por consolidar las bases de la comida típica queretana.
Y así, en la cocina, lo que orienta las acciones son los ingredientes y en la voz, las palabras que alguien utilice. Para el caso de los platillos tradicionales queretanos, todo un conjunto de valores y conocimientos es lo que anima y distingue a esta ancestral forma cultural.
La flora de la región queretana, es propicia para los miembros de la etnia hñahñu, puesto que, gracias a ella, pueden obtener leña para las figuras, hierbas curativas y una gran diversidad de elementos para su alimentación, como por ejemplo, la sábila, el nopal, la flor de palma, el garambullo y el maguey. Además, a partir de este último, los indígenas hñähñu obtienen el ixtle y el pulque.
Por otra parte, para esta etnia queretana, la comida no es un asunto meramente digestivo o de la salud, sino más bien, una vivencia en la cual la necesidad y el instinto se transforman en un verdadero placer. A partir de ello, la imaginación, la creatividad y el aprendizaje se transforman en un verdadero placer. A partir de ello, la imaginación, la creatividad y el aprendizaje, se transforman en las constantes que vinculan al universo de la cotidianidad, con el universo simbólico de las más antiguas tradiciones.
Las formas culinarias de los hñähñu, destacan por derivarse de hondas raíces culturales. La preparación de los platillos tradicionales de este grupo étnico, es una manera de consolidar los vínculos de identidad entre los individuos actuales y sus antepasados prehispánicos.
Algo que caracteriza a la cocina hñähñu, es la aparente escases de ingredientes y la suavidad de sus sabores. Ese es el caso del montalayo, el mole de xoconostle y los nopales en las más distintas presentaciones. Otro ingrediente exótico y valioso son las tantarrias, insectos que habitan en el árbol de mezquite y que se usan para preparar salsas deliciosas o como añadido para las calabacitas, las tostadas de arriero o bien, para inflorescencias de biznaga, maguey y palma.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario